LA ENTRAÑA MÁS OSCURA DE MI ENOJO
Que fácil sería
poder manipular la mente, más precisamente la memoria, quizás en ese momento
entendería porque me cuesta tanto escribir un renglón y mantenerlo intacto
cuando escribo mis sensaciones.
Tan fácil te
hubiese sido querido señor crear un elemento, tal vez un mecanismo de
pre selección, un espiral minucioso, silencioso, competitivo, que permita
dirimir que recuerdo, nota, emoción, sentimiento, efecto, dolor, alegría, fotografía,
mirada o sonrisa se guardase allí.
Hoy ya son más
de uno de los elementos alojados en ese lugar recóndito tan importante y odiado
por mí que quisiera eliminar que recurro siempre a nombrarte desde la entraña
más oscura de mi enojo.
Que te costaba,
insisto.
Que te costaba
crear una peca, un lunar secreto donde poder pulsar y depurar las razones que
me detienen en el tiempo, que me estancan en el desierto más despiadado, el
desierto de la incomprensión y el rechazo.
Quiero borrar
desde el momento cero esa sonrisa sazonada con el cielo más azul que ha
conocido este poblado.
Quiero arrancar sin
desmedro cada fragmento grande, pequeño, minúsculo y deshilachado que se han
acaparado todo el terreno de esas miradas, tus miradas de mediodía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario